23 de febrero de 2015

LITERATURA Y SALUD MENTAL

Literatura y enfermedades mentales. Son muchos los casos de escritores que han padecido algún tipo de enfermedad mental, como fueron Robert E. Howard, H.P. Lovecraft, Yukio Mishima..., o John Kennedy Toole.

Una madre desolada por el suicidio de su hijo se planta frente a un escritor para darle el manuscrito de su vástago. El escritor en principio no hace mucho caso pero un día, obedeciendo a las insistentes llamadas de la desolada madre, comienza a leer esas páginas mecanografiadas y no puede dejar la lectura hasta que lee la palabra FIN. El libro titulado La conjura de los necios se publica en 1980 y el autor recibe a título póstumo el premio Pulitzer del año 1981, triste final para la historia si tenemos en cuenta que Kennedy Toole se suicidó ante las continuas negativas que sufrió su novela en todas las editoriales a las que la presentó.

En nuestra búsqueda de nuevas vías hacia la enfermedad mental hemos considerado de gran interés el incluir en nuestra página una breve recopilación de escritores, que aquejados en su mayoría de un sufrimiento que hoy catalogaríamos -de manera acertada o no- como enfermedad mental, nos han dado su propia, compleja y enriquecedora visión del ser humano que sufre.

A continuación algunos célebres autores con enfermedades mentales:
 
Leo Tolstoy

Guerra y paz y Ana Karenina todavía se consideran obras maestras de la literatura rusa. Tolstoi escribió un libro para poder explorar su propia tendencia a la depresión  a modo de confesión. Al llegar a la edad madura, su depresión empeoró. Estaba demasiado preocupado por su éxito, y comenzó a donar sus posesiones.
 
Ernest Hemingway

Hemingway es conocido como un brillante autor ganador del Premio Nobel por la obra El Viejo y el Mar. Él mismo dijo que sufrió de depresión, trastorno bipolar, que tenía rasgos de la personalidad  límites y narcisistas, y más tarde sufrió psicosis. En lugar de acercarse a los médicos en busca de ayuda, Hemingway infamemente se auto medicaba con alcohol. Tuvo varios comportamientos de alto riesgo, tales como la pesca de altura o esquivando balas como corresponsal de guerra. Su árbol genealógico estaba poblado con familiares que sufrían de depresión.

Philip K. Dick

Dick es quizás el más visionario escritor del siglo pasado. Sus obras se encuentran los clásicos de ciencia ficción más adaptados en la historia del cine reciente. Películas como Blade Runner, The Minority Report y Total Recall, son sólo tres de las historias ingeniosas adaptadas de sus novelas y cuentos que escribió.
Cuando era adolescente, Dick sufría de vértigo. A medida que crecía, había señales de esquizofrenia, como alucinaciones visuales y auditivas. Fue hospitalizado, pero de alguna manera se las arregló para seguir escribiendo. El mismo contó como sintió una vez que había un rayo de luz de color rosa que se transmitía directamente a su conciencia.
 
Franz Kafka

Kafka escribió en un estilo completamente original de explorar ideas existenciales sobre la vida. El juicio y La metamorfosis son dos de sus cuentos más conocidos. Kafka era un solitario, un genio, que sufría de ansiedad social y depresión. Trabajó en la sombra en una compañía de seguros en Praga, donde se dio cuenta de que la vida estaba vinculada por la inútil burocracia. Se pensó que su depresión provino de tener sólo un puñado de sus obras publicadas durante su vida. También sufría de migrañas e insomnio provocado por el estrés de trabajar tan duro en la escritura a veces poco reconocida.

Virginia Woolf

La señora Dalloway y Al faro son dos de las obras más conocidas de Wolf. Ella era propensa a sufrir ataques de nervios cuando tenía veinte años. Se cree que fueron provocados por el trauma del abuso sexual que sufrió en su infancia. Después de terminar su última novela, Wolf cayó gravemente en una depresión. La pérdida de su casa en Londres durante la Segunda Guerra Mundial, contribuyó a empeorar su salud mental. En 1941, llenó sus bolsillos con piedras, se metió en un río cerca de su casa y se ahogó.
 
Sylvia Plath

La muerte era un tema recurrente en los poemas de Plath. A veces, la muerte significaba “la muerte y el renacimiento, y a veces ella escribió sobre “la muerte como un fin.” Sus poemas tienen títulos como Muerto o Cadáver. Plath era conocida entre sus colegas por significativos cambios de humor, junto con los problemas de control de impulsos. Cuando aún estaba en la universidad, ella trató de suicidarse varias veces. En 1963 se suicidó metiendo la cabeza dentro de un horno.
 
Ezra Pound

T.S. Eliot escribió que Pound era el poeta más responsable de la revolución del siglo XX en la poesía. Pound fue un poeta brillante y un abierto crítico de la política estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Fue ingresado en un hospital para criminales dementes, tras ser detenido en 1945 por traición.
Durante su estancia de 13 años, sufría trastorno de la personalidad narcisista. En otro momento de su vida, también fue diagnosticado con esquizofrenia.

Edgar Allan Poe

En el año 1849, se encontró al escritor Edgar Allan Poe, el padre de los cuentos de terror,  vagando por las calles vestido con ropas que no eran suyas. Tras ser ingresado en un hospital mental, murió a los pocos días de inflamación cerebral, que venía a ser el eufemismo del consumo excesivo de drogas y alcohol en aquella época.

F. Scott Fitzgerald

El creador de El gran Gatsby padecía de depresión, y así lo reflejó en sus ensayos publicados en la revista Esquire, que escribió mientras experimentaba esta enfermedad mental. Textos como «The Crack-Up», «Handle with Care» y «Putting It Together» reflejan sentimientos oscuros y de desolación que Fitzgerald vivió en carne propia mientras escribía que «odiaba la noche y el día»,  y se refería a sí mismo como un «plato roto».
 
Hermann Hesse

Niño problemático, tuvo que ir de escuela en escuela al tiempo que lidiaba con la depresión que le apareció desde pequeño y lo atacaría de por vida, haciéndose presente como melancolía, llanto o dolores de cabeza. Tanto miedo llegó a tenerle a esta enfermedad que cuando murió su mamá no quiso asistir al funeral por temor a que empeoraran sus episodios depresivos.
 
Kurt Vonnegut

El autor de Matadero cinco padeció de enfermedades mentales, aunque no se tiene claro si fue esquizofrenia, desorden bipolar o trastorno de estrés postraumático, debido a que fue prisionero durante la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que en varias ocasiones tuvo recaídas o episodios. Contaba con una larga historia familiar de enfermedades mentales que su hijo Mark heredó. En Desayuno de campeones habla sobre su enfermedad y la duda de no saber si la padece: «I mouthed the word: schizophrenia. The sound and appearance of the word had fascinated me for years—I did not and do not know for certain that I have that disease—I was sick for awhile, though. I am better now».
 
David Foster Wallace

Se ahorcó el 12 de diciembre de 2008, con 46 años. El narrador y ensayista que poetizó sobre el malestar de un tiempo donde los medios audiovisuales se han constituido en criterio de realidad, propiciando la deshumanización y la disgregación social, luchó durante dos décadas contra una bipolaridad con predominancia de las tendencias depresivas. Durante mucho tiempo, la fenelzina le mantuvo estable, pero los efectos secundarios (disquinesias faciales, inhibición sexual, sobrepeso, pérdida de reflejos) le hicieron abandonar la medicación. Al poco de interrumpir el tratamiento, la depresión regresó con toda su ferocidad. Se ensayaron nuevos tratamientos, sin conseguir una remisión. Finalmente, venció la tristeza, sembrando la consternación entre sus amigos y familiares, que contemplaron su muerte con una mezcla de estupor, rabia y fatalismo.
 
Robert Walser

En 1929, Walser entró en la clínica psiquiátrica de Waldau, en Berna, donde seguiría escribiendo. Dejó de hacerlo hacia 1933, al ser llevado a la clínica psiquiátrica de Herisau (Suiza), contra su voluntad. Estará recluido hasta la navidad de 1956, ese 25 de diciembre le encuentran muerto sobre la nieve en los alrededores del manicomio.

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